Saltar al contenido

¡Oh, sorpresa!

24 febrero 2011
tags:

Hace bastante que no escribo nada sobre Tatu. En realidad, ya casi no escribo sobre nada en este blog. Y es lógico, ya que a Tatu casi no la veo, y desde que me mudé solo estoy en otra.

Pero hoy tengo motivos para postear. Aunque en esta oportunidad tampoco voy a escribir nada. Simplemente voy a copiarles un mail que recibí hace instantes.

Hola Dobel, cómo andás? Se me ocurrió escribirte porque ahora que ya no estás viviendo con nosotros no podemos charlar como antes y la verdad es que me gustaba. Te molesta? Espero que no!

En qué andás ultimamente? Cómo están tus cosas? Contame que quiero saber!

Yo estoy bien. Con Agustín está todo más que bien. La verdad es que estoy re contenta. Además, viste que yo nunca hice nada con nadie? Bueno, en realidad eso ya no es así. Lo pensé mucho y decidí decirle que sí a Agustín. Es raro esto. Yo pensé que iba a ser distinto. Como que de a ratos pienso «¿tanto quilombo hacen por esto?». Le dije esto a una amiga y ella me dice que estoy loca, que está buenísimo.
No sé. A veces tengo la sensación de que las cosas no son como deberían ser. ¿Viste cuando vos te imaginas algo y después nada que ver? Yo tenía una imagen en la cabeza de cómo iba a ser tener relaciones con alguien y después resultó ser otra cosa. Igual, yo sé que Agus le pone la mejor y bueno, supongo que no me queda otra que seguir intentando encontrarle el gustito, no? jaja No sé por qué siempre tuve la idea de que iba a tener mi primera vez con alguien distinto, alguien más grande, que supiera más de esto. Alguien como vos, que sé que me cuidarías y me harías disfrutarlo a pleno jaja pero no me des bola, es que estoy medio quemada.

Igual, todo bien con Agustín, eh? Re bien. A veces parece que somos amigos de tanto que nos reímos. Ay, eso no sonó muy bien, no? Bueno, vos me entendés. Como que tenemos buena onda y la pasamos bien. Igual, no te pongas celoso, con vos me divierto más 😉

¿Te acordás de todo lo que charlábamos cuando vivías conmigo? A mí me gustaba mucho. Bah, me sigue gustando hablar con vos pero ahora que no nos vemos tanto, es un bajón. Por ahí podemos organizar algo alguna vez que no esté mi hermano. Te invito a comer y me das consejos para que mejore en el sexo jaja ¿Te imaginás? Por ahí me podés dar clases prácticas y la hacemos completa 😛 Bah, salvo que tengas algo y no puedas.

Te extraño, Dobel. Me contás en qué andás?

Besos,
Tatu

Cuando ya creí estar afuera… ¡¡me vuelven a meter!! 😉

 

Despecho

30 noviembre 2010
tags:

Por Belén, en respuesta a mi consigna del post anterior

Jueves por la noche

Es la tercera vez que me deja plantada. La tercera vez que me hace volver a ser la boluda que suspende cualquier cosa por estar con él. A la mierda, la tercera va la vencida. Se acabó el juego de la sumisa, ahora me va a conocer. ¿Cómo? No tengo ni la menor idea. Pero esta vez no me agarra engulléndome medio kilo de helado frente a la peor película de Jennifer Aniston.
No puedo creer la hora que es, y yo todavía acá haciendo tiempo para esperarlo. Qué boluda que soy, por favor. Saca lo peor de mí, como buen forrito que es. Sabe que me puedo voltear a quien quiera, y por eso le gusta tenerme ahí, rogándole una escapada clandestina un jueves a la noche. Andá a cagar. Juro que me cogería a cualquiera hoy, sólo para probar que puedo.
Y justo vos estás lindo. Te conozco de algún lado…creo que laburás conmigo. ¿En el piso de abajo? Debe ser, porque me estás mirando, y la puta madre, me calienta cómo me mirás. Y te está gustando lo que ves…sí, mirame. Mirame fijo porque hoy no me importa nada, lo único que quiero es que me mires.
Mirame las piernas, recién depiladas. No para vos, pero qué importa. Ahora son tuyas. Uy, se te acelera la respiración mientras me ves subir, se nota que a vos también estás caliente. Dejame que me acaricie los pechos como si fueran tus manos y nos las mías las que los recorren casi distraídamente. ¿Te pongo nervioso? Parece que no, no sos nada tímido. Me gusta. Me mojé solamente de ver tu pija bien parada, y quiero que me veas vos. Ya no me interesa si hay alguien más viendo, mirame vos. No me voy a quedar atrás, dejame que te muestre…
Quiero volver a verte, así, impulsivamente. No me alcanza con un jueguito previo. Quiero que vengas y que me cojas toda la noche, así de sencillo.
Por favor leé el papel. Y no seas cagón.

Madrugada del viernes

Agradezco que seas puntual, estaba a punto de echarme para atrás. Es casi increíble que hayas venido, que estés tan bueno, y que yo no pueda controlar mis pulsaciones pensando hasta dónde va a llegar esto. Te pongo una mano en el hombro mientras pienso algo sensual para decirte, pero no me das tiempo. Me agarrás de la nuca y me besas hasta dejarme boluda. Me encanta que seas así, tan hombre, y que me hagas sentir tan mujer al lado tuyo. No puedo controlarme, toco tu pija y sé que quiero chuparla, como una loca, como si fuera la única pija en el mundo. Me agarrás del pelo y me siento la puta más barata, y sabés qué? Me encanta. Quiero hacerte acabar así, rendido a mí, a mi boca, a mi lengua que te recorre de la punta hasta los testículos. No me vas a dejar, eh?
Te toco el pecho, firme, creo oler un dejo de perfume en tu cuello que me comería a besos. Ahora me estás desnudando y no sé ni dónde tengo la cabeza, lo único que puedo hacer es pedirte que no pares, que no me lastima, que me duele pero me encanta. Te recorro el pecho con la boca y muerdo tus pezones, como vos me hiciste a mí. Sé que te gusta, porque siento tu pija durísima contra mi muslo. Me ponés a mil, quiero que me cojas ahora de la manera más brutal, quiero que me saques toda esta calentura de un golpe. Sí, la tanga es para vos. Soy tan puta que te esperé así, lista para que me la arranques si es necesario.
En cuanto acercás tu lengua siento que me mareo, me invade el placer con cada lamida que me das, una oleada de calor me recorre el cuerpo. Me estás metiendo un dedo en el culo y no me importa, los brazos me flaquean y no sé cuánto más pueda sostenerme en esta posición, pero necesito que sigas. Un lengüetazo más y todos los músculos del cuerpo se me tensionan, la concha se me contrae, y un gemido agudo se me escapa entre los labios. Me hiciste acabar y no te importa, querés seguir.
No me dejás reponerme que ya me las estás metiendo, profundo, rápido, haciendo que me vuelva a calentar, que vuelva a pedirte más. Es increíble cómo tu pija se abre paso, así de mojada debo estar. Ahora quiero volver a chuparla, pero no me dejás, creo que tenés miedo de no poder contenerte y terminar en mi boca.
Me terminás de desvestir y te tiro encima del sofá. Ahora el ritmo lo controlo yo, y con cada estocada veo como se te transfigura la cara, cómo te mordés los labios para no gritar, cómo me agarrás de la cintura y me obligás a bajar cada vez más. Estás tan adentro, tan profundo, que siento que me vuelvo loca, quiero cabalgarte de todas las maneras posibles, te doy la espalda y siento tu respiración por toda mi espina dorsal. Acabo otra vez sin dejar de moverme, con furia, no voy a parar hasta hacer que me llenes de leche. Otra vez metiste un dedo en mi culo, y siento cómo voy cediendo a la presión. El dolor se va haciendo soportable y se mezcla con el placer y el morbo que me provoca tenerte en todos los orificios de mi cuerpo. No tardás nada en darte cuenta, y me tirás al piso para metérmela por atrás, justo como yo quería, de una manera salvaje, primitiva, animal. Me hacés gritar una y otra vez, deliro de placer y dolor, hasta que siento que algo revienta dentro mío. No quisiste acabar en mi boca, así que ahora no me importa nada y te la chupo hasta que te queda sin una gota de semen.
Te vestís y te vas, así como viniste, sin cruzar una palabra. Te lo agradezco, porque no sé si pueda hilar una frase coherente ahora mismo.

Viernes al mediodía

Sí, soy yo, ya me di cuenta que sos vos. Que ni se te ocurra hacer una cara. Ayer me fui al carajo, pero fue ayer. No me mires con ojitos cómplices que ni siquiera sabés mi nombre.
Y sacate esa sonrisa de la cara, que yo hoy casi no me puedo sentar, y la gente no es boluda.

Después del After

23 noviembre 2010
tags: ,

Jueves por la noche.

Llego a la estación Perú, justo a tiempo para tomarme el último subte.
El after office estuvo bueno, pero siento que me falta algo mas para cerrar la jornada.
Llega el subte prácticamente vacío. Subo y me siento al fondo. Antes de que se cierre la puerta, entrás vos y te ubicás en los asientos al otro lado de la puerta. Justo enfrente mío, y te quedás mirando al infinito a través de la ventana.
Te conozco. Trabajamos en la misma empresa. Estás en el piso de arriba, en recursos humanos. No sé tu nombre, pero te he visto varias veces.
Te habrás quedado laburando hasta tarde. Debés ser adicta al trabajo. ¿A qué otras cosas serás adicta?
Me mirás y yo miro para otro lado. Luego te miro y vos volvés a girar tu cabeza hacia la ventana. ¿Vos también me reconociste?
El subte nos va transportando a lo largo de avenida Rivadavia, mientras te sigo mirando sin que te des cuenta. O fingiendo no darte cuenta.
¡Qué buena que estás! Ese trajecito te queda pintado. Me gustan los ojos detrás de tus lentes. Ni hablar de tus tetas firmes y esas piernas que se ven bien torneadas. Seguro que te matás en el gimnasio.
Te imagino cogiendo conmigo en la oficina y ya empiezo a calentarme.
Me mirás y creo que te das cuenta de que te estoy desvistiendo con mi mente, porque puedo notar que tus ojos, aunque un poco escondidos, posan su mirada en mí.
Creo que te gusta, porque empezás a reacomodarte en el asiento. Te sentás de forma tal que te pueda apreciar mejor.
Ahora me estás mirando fijo, y yo me quedo petrificado.
Verificás que no haya nadie mas mirándote y empezás a acariciarte. Primero las piernas, luego la cintura, y ahora tus pechos. Siempre disimuladamente, para que solo yo lo note.
Te correspondo y me llevo una mano a la pija. Te muestro que la tengo bien parada.
Abrís tus piernas, me mostrás como te tocás por encima de tu bombacha e, instantáneamente, me elevas el grado de excitación. Ahora te la estas corriendo y me dejás ver tu concha toda depilada.
¡Hija de puta! ¡Qué buena que estás!
Parece que se acerca tu estación, porque de pronto te acomdás la ropa y te incorporás. Abrís tu cartera, sacás un papelito cuadrado, de esos típicos de la oficina, una lapicera, y anotás algo.
Antes de bajar en la estación Río de Janeiro, hacés un bollo con el papel y, sin siquiera mirarme, lo arrojás a mis pies.
Las puertas se cierran. Tomo el papel y lo leo. Es tu dirección y un horario: 1:00am.

Madrugada del viernes.

Toco el timbre. A los pocos segundos se prende una luz y deduzco que me estas viendo por la cámara del portero visor.
Me abrís y me dirijo derecho al ascensor.  Bajo en el 5to piso y noto que tu puerta ya está entre abierta. Ya con eso me pongo al palo.
Ni bien atravieso la entrada de tu departamento, siento tu mano en mi hombro. Estás apoyada contra la pared al lado de la puerta. La cierro detrás mío y, ahí nomás, te pongo una mano en la nuca y te como la boca.
Nos besamos intensamente. Nuestras lenguas no encuentran fondo. El deseo chorrea por nuestros labios y la temperatura derrite todo a nuestro alrededor.
Te miro. Estás vestida como en el subte, pero te soltaste el pelo y te sacaste los lentes.
Vuelvo sobre vos y te arrincono bien contra la pared. Tu mano ahora está sobre mi hinchada pija que quiere desgarrar el pantalón.
Me girás y ahora soy yo quién está de espaldas contra la pared. Te arrodillás, me sacás la verga afuera y me la chupás como una desquiciada. ¡Qué bien me la chupás, hija de puta!
Tus manos van y vienen sobre mi tronco. Me la chupás, me la escupís, me la masajeás y me la volvés a chupar.
Mis uñas arañan tus paredes. Luego te agarro la cabeza y acompaño tus movimientos.
¡Cómo te gusta, eh! ¡Qué puta sos! No voy a dejar que me hagas acabar ahora.
Te agarro de los pelos y te hago subir. Te tomo de la blusa y, sin importarme que tan cara es, te la abro de un tirón haciendo saltar todos los botones.
¡Qué lindas tetas tenés, hija de puta!
Te llevo hasta el sillón, te arranco el corpiño y te empiezo a chupar las tetas como nunca se las chupé a nadie. Muerdo tus pezones sin llegar a lastimarte. Te gusta. Sé que te gusta.
Ahora sos vos quién me desabotona la camisa y muerde mis pezones. ¡Me duele, hija de puta! ¡Seguí haciéndolo!
Me termino de sacar la ropa y ya estás en cuatro, esperando que te coja. Te arremango la pollera y veo que ahora tenés una tanga, distinta a la bombacha que me mostraste en el subte. Te preparaste para mi, putita.
Te corro la tanga y te escupo la concha. Luego te meto la lengua mientras me deleito con tus gemidos. ¡Qué hermosa y mojada concha!
Te saboreo despacio pero con intensidad. Mi boca se llena con tus fluidos mientras te paso la yema del pulgar por el agujero del culo, que ya comienza a dilatarse ante los amagues de ser penetrado.
¿Ya acabaste, conchudita? ¡Te voy a hacer acabar mil veces mas!
Te paso la lengua por la concha, por el culo, por todos lados. Te escucho pedirme mas, pero ahora prefiero cogerte.
Te la meto bien profundo y sin escalas, desde atrás, como vos esperabas. Te la meto una y otra vez, mientras te pregunto con cada envestida: ¿¡Era esto lo que querías, hija de puta!?
¡Cómo me gusta cogerte así! ¡Me vas a hacer acabar, la concha de tu madre!
La saco y te la acerco a la boca. En cuanto te la querés comer, la alejo. No te dejo chuparla. Y luego te la vuelvo a acercar. Me puteás, pero sigo sin dejarte.
En cuanto recupero la capacidad de contención, te tomo por la cintura y te termino de desvestir. ¡Ahora vas a ver, putita!
Me siento en el sillón y te coloco encima mío para que me cabalgues. ¡Qué bien me cabalgás! ¡Cómo te gusta esto!
Me pedis mas y yo te doy mas. Y mas. Y mas.
Ahora te das vuela y me mostrás tu espalda. Me seguis cogiendo como una zorra. Y yo te la sigo dando.
Te inclinas para dejar que te meta un dedo en el culo. Ahora tenes la chota en la concha y mi pulgar en el orto. ¿Te gusta? ¡Qué no te va a gustar!
Te pongo boca abajo y, ahora si, te cojo bien por el culo. ¡Como gritas! !Cómo me gusta que grites!
Ya no aguanto mas y te lleno el culo de leche. Parece que no te importa que mi pija anduviera por tu lado oscuro, ya que, luego de sacarla, me la succionas hasta dejármela bien seca.
Veo la lujuria en tu cara ¿Cuantas veces acabaste, calentona de mienrda?
Me visto y me voy. Vos te quedás así, desparramada en el piso, mirando para otro lado.

Viernes, cerca del mediodía.

Te veo. Te reconozco. Sos vos la que viene acercándose por el pasillo.
Te miro para saludarte, pero vos pasas de largo por al lado mío, sin decirme nada, sin siquiera dirigirme la mirada.
Y pienso… ¡Cómo te gustó lo de anoche, hija de puta! ¡Cómo te gustó!

Vida nueva

18 noviembre 2010

¡Departamento nuevo, vida nueva!

Pasó mucho tiempo desde mi último post, pero también pasaron muchas otras cosas, no solo tiempo. Pasó mas de un año desde que empecé a escribir en este blog, y viendo mi situación actual se parece muy poco a la de aquel momento. Ya no vivo en lo de Hernán, Kari ya no es mi novia y lo de Tatu ya (casi) es historia. Ahora vivo solo, llevo una vida de soltero, con Hernán seguimos siendo muy amigos y creo que nunca se enteró lo que pasó o no pasó entre Tatu y yo.

Hoy mi realidad es muy distinta a la de aquel entonces, la que motivó la apertura de éste blog. Por eso es también lógico que no tenga mucho para escribir hoy en día. Sin embargo, me gusta mi blog. Quisiera continuar acá de alguna manera. Y de hecho continúo acá; aunque ya no escriba sigo conectado al chat (el que aparece arriba en la columna derecha) y recibiendo visitas cada tanto, cosa que me da mucho gusto.

Podría seguir escribiendo mis fantasías, que las sigue habiendo a montones, pero para eso ya existen otros blogs que lo hacen mucho mejor que yo. Igual no descarto que de vez en cuando…

Por el mometo no tengo motivación para escribir sobre mi vida actual, pero prometo que en cuanto vengan las ganas, la inspiración y aparezca el tiempo, volveré. Aunque ya no esté tan hasta las manos.

Update

3 septiembre 2010

Sé que hace bastante ya desde mi último post y seguramente varios querrán saber cómo continúa la vida. De hecho me vienen pidiendo que actualice, así que eso voy a hacer, aunque no de la forma que yo quisiera.

Si dejé de escribir no es porque no tenga novedades ni porque haya abandonado el blog. Simplemente no se daban las condiciones. Me costaba encontrar el tiempo para hacerlo. Cuando lo encontraba me faltaban las ganas. Y cuando estaban las dos cosas, faltaba la inspiración. Este es uno de esos casos. Tengo el tiempo y las ganas para escribir, pero no la inspiración, así que solo les voy a tirar así como vienen las novedades y, en cuanto pueda (espero que pronto), profundizaré.

En resumen, ésto:

  • Karina regresó al país a mediados de Agosto, como estaba previsto, pero no está interesada en volver conmigo por el momento.
  • Con Tatu no volvió a pasar mas nada desde aquella vez que Hernán nos interrumpió.
  • Carla no me da cabida. No me escapa, me habla, pero no da espacio para mas que eso.
  • Tatu está saliendo con alguien hace ya casi 3 semanas.

Como verán, las cosas no me están saliendo muy bien ultimamente. Todas mis idas y venidas anteriores, con Tatu o con cualquier otra mina que haya aparecido en ese tiempo, tuvieron mucho que ver con la idea de volver a estar con Kari cuando ella regresara. Y ahora que esa posibilidad está mas lejana, me siento desorientado y hasta arrepentido de algunas cosas que dejé de hacer. No por pensar «¡Uh, qué boludo! ¡Hubiese aprovechado!» Sino por actuar en función de un supuesto futuro que no estaba asegurado. Dejé de vivir el presente por aferrarme a un proyecto que no dependía solo de mí. En fin… creo que es tiempo de estar atento a otras cosas, a otra gente.

¡Ah! Una novedad mas. Probablemente la mas importante. Se me dieron las cosas de forma tal que, crédito hipotecario mediante, soy propietario de un dos ambientes. Me dieron la llave la semana pasada. Así que, en breve, me estaré mudando del departamento de Hernán y Tatu. Y cuando eso pase, cuando tenga un espacio absolutamente para mi solo, las cosas creo que van a cambiar.

Ahora que lo pienso, las cosas en este último tiempo no me salieron del todo mal.

Confieso

21 julio 2010

Confieso que últimamente estuve pensando mucho en vos. Confieso, también, que me gustaría encontrarme con vos frente a frente. Confieso que me gustaría ver tu cuerpo completamente desnudo. Más aún si pudiera desvestirte yo mismo. Y confieso que, si vos me dejaras, me encantaría viajar hasta tu entrepierna y degustar tu concha, disfrutando de cada roce de mi lengua, saboreando el dulce caramelo que emana de vos. Confieso que me gustaría ponerte boca abajo y separar lentamente tus piernas con las mías, haciéndote sentir como mi pija bien dura se va deslizando despacito dentro tuyo, acariciándote suavemente desde adentro. Y por qué no confesar, también, que muero de ganas de cogerte bien cogida, hasta que pierdas la cuenta de tus orgasmos. Y ya que estamos, te confieso que me encantaría hacerte sentir mi erupción en vos, hacerte parte de mi momento cúlmine, entregarme y que sepas que, en ese instante, soy solo tuyo.

Y confieso que me gustaría leer tus confesiones. Escribime, por favor.

Desalentador

14 julio 2010
tags:

Tomar conocimiento de que a la compañerita de trabajo que te gusta y que estas tratando de seducir, se la quiere coger media oficina (incluyéndote, obviamente), no está nada bueno. Y peor si la cantidad de gente en la oficina excede las 100 personas.

¡Es demasiada competencia!

Cosas que pasan

5 julio 2010

Aquella noche de zapping con Tatu, luego de la interrupción de Hernán, no volvió a pasar mas nada. Yo tenía ganas de seguirla, y creo que ella también, pero con Tatu nunca es tan simple. Los dos conocemos muy bien los riesgos que implica que entre nosotros pase algo. Y basta con una interrupción como la de Hernán para ponernos racionales, bajar nuevamente a tierra y volver a nuestra postura habitual.

De todas formas, no creo que a Tatu le pase conmigo lo que a mí me pasa con ella. Creo que le gusto, pero no me desea de la misma forma. A veces le asoma el jueguito del histeriqueo, pero otras veces se comporta conmigo como si fuese un hermano mas. Pero bueno, a juzgar por mi forma de proceder con Tatu, ella tranquilamente podría pensar parecido en cuanto a mí. Que se yo….

También me doy cuenta que a esta altura, y habiendo llegado hasta donde llegué con Tatu, me resultaría mas estimulante sentir que ella me desea con locura, aún sin poder tocarle un pelo, a tener un encuentro real que ocurra solo porque «se dio así». Estoy seguro que no pensaba igual hace 6 meses, pero la cosa ahora cambió. Eso no significa que no lo aprovecharía de tener la oportunidad, pero estoy seguro que no lo sentiría completo.

Ay, Tatu, Tatu… ¿Por qué mierda no es todo mas simple?

Por otra parte, hoy me escribió Karina contándome dos novedades: 1) ya tiene fecha de regreso definitiva a Buenos Aires y 2) este fin de semana largo va a andar por acá visitando a la familia (aunque entiendo que en Uruguay no es finde largo, pero bueh). Supongo que si me escribió contándome ésto debe ser porque quiere que nos veamos.

Si se da la oportunidad, hoy le voy a contar las novedades a Tatu, a ver como reacciona.

Horas extra

1 julio 2010
tags: ,

Ese día me quedé en la oficina adelantando laburo. Pasadas las 19hs, cuando ya casi no quedaba nadie, vi pasar a Carla. Me fijé en el chat interno de la empresa y vi que Carla seguía conectada, entonces le escribí.

Dobel: ¿Qué hacés en la oficina todavía?
Carla: Terminando unos informes.
Dobel: ¿No podés terminarlos mañana?
Carla: Mañana hay que entregarlos, así que prefiero ya dejarlos listos y no correr después.
Dobel: Bueno, suerte.
Carla: ¡Gracias! 🙂

Al rato ya no quedaba nadie a la vista, pero Carla seguía conectada. Ya no pude concentrarme en mi trabajo, solo podía pensar en Carla y en que estábamos los dos solos en la empresa. Entonces fui hasta la oficina de recursos humanos, a ver si le podía sacar algo de conversación «casual».

– Hola.
– Hola.
– Nunca había entrado a esta oficina.
– ¿No? Bueno, ahora sí.
– Está bueno acá. Está aislada del resto de las oficinas, y lejos del quilombo diario.
– Si, eso está bueno para concentrarse, pero un poco se siente el aislamiento. Uno está como desconectado del resto, no te enterás de lo que pasa afuera, y a veces eso no está tan bueno.
– Si querés privacidad, sí está bueno.
– Sí, aunque siempre hay alguien que te interrumpe, cof cof.
– Touché.
– Nah, todo bien. No te lo vayas a tomar en serio.
– No te preocupes. No soy muy susceptible.
– Mejor.
– Y decime… ¿tenés llave de esta oficina?
– Si, cuando me voy la cierro. Esta oficina nunca queda sin llave, por motivos obvios. ¿Por qué preguntás?
– Por nada.
– ¿Te gustaría encerrarte acá?
– ¡Con vos adentro, seguro! Jajaja.
– Yo prefiero la puerta sin llave. La adrenalina de la posibilidad de ser atrapada in fraganti…
– In fraganti haciendo informes ¿no?
– Claro ¿de qué otra cosa estamos hablando? Jajaja.
– De ninguna otra cosa. Jajaja. Bueno, te dejo terminar.
– Sí, dale. Dejame terminar.
– Adiós.

Volví a mi computadora e intenté seguir con algo de laburo, pero no pude. Miré algunas boludeces en Internet, pero mi mente no se alejaba de Carla. El deseo me invadía. Miré y vi que seguía conectada.

Dobel: ¡Boluda!
Carla: ¡Forro!

Me quedé 30 segundos mirando su respuesta e, inmediatamente después, salí casi corriendo hasta la oficina donde estaba Carla. Llegué y entré sin preguntar. Carla giró su silla para mirarme. Luego abrió un cajón y sacó una llave que me entregó sin decir nada.

Noche de zapping

30 junio 2010

Tatu estaba haciendo zapping en el living cuando a mí se me antojó una copita de Baileys. Le ofrecí una a Tatu, pero ella no quiso. Me terminé de servir la copita, tapé la botella y la volví a poner en el aparador. Luego me senté al lado de Tatu.

– ¿Te jode si me siento acá?
– No, para nada.

Tatu siguió haciendo zapping, pero parecía no encontrar nada de su interés en la tele. Entonces apagó y se decidió por la conversación.

– Hace mucho que no me contás de tu trabajo.
– ¿Qué querés que te cuente?
– No se… ¿todo bien? ¿ya te acostumbraste?
– Si todo bien. No es lo mismo que en anterior, pero de a poco me voy integrando.

Le siguió una intrascendente charla relacionada a mi trabajo, hasta que…

– ¿Y Valentina?
– ¿Valentina, qué?
– ¿Qué es lo que hace?
– Trabaja en recursos humanos.
– Ah… ¿y hay muchas chicas?
– ¿En recursos humanos?
– En general.
– Si, hay. No sé si muchas, pero hay. Comparado con el laburo anterior, hay un montón.
– ¿Hay alguna linda?
– Hay.
– ¿Alguna que te guste?
– Sí.
– …
– Pero ninguna tanto como vos.

Se quedó como sorprendida. Evidentemente no esperaba que le tirara esa.

– ¡Tomá, te lo dije!

Pasó un segundo y medio mirándonos fijo y luego nos empezamos a besar. Nos besamos un buen rato  hasta que escuchamos las llaves en la puerta, que no podía ser otro que Hernán. Tatu encendió la tele a una velocidad humanamente imposible, y yo salté hasta la otra punta del sillón.

– Hola ¿Qué hacen?
– Nada, mirando la tele.
– ¿Algo interesante?
– No mucho. Haciendo mas zapping que otra cosa. ¿Te sumás?
– No, paso. Me pego una ducha y me voy.